Con un duro ecosistema, único en Europa, desde el centro de Aragón esta comarca acoge a más de 20.000 personas en sus casi 2.765 kilómetros cuadrados. Los climas rigurosos generan inventiva en las gentes que los sufren y la cocina de este territorio no está exenta de creatividad. El cordero se prepara de múltiples maneras y otras carnes, como la del cerdo o la de caza, son igualmente aprovechadas y encuentran su lugar junto al queso, el arroz o el aceite de oliva.